Dear Families and Friends of
Immaculate Heart of Mary,
Jesus’s description of the end times is a scary one, but also one of hope for those who
strive to follow him. In its midst is an important reminder to pay attention. It is hard to
imagine a scenario in which we would miss the signs Jesus describes—surely we
would notice the sun being darkened and the stars falling from the sky. But Jesus’s
reminder implies that we could miss it. And in our ordinary lives, often we do miss all
the manifold and subtle ways Jesus comes to us. Only those who are in the habit of
noticing the fig tree will note its clues of an impending change of seasons. Only those
who practice cultivating their attention will notice Jesus entering their lives here and
now.
In the first reading, Daniel describes the end-times with imagery that will foreshadow
Jesus’s words in the Gospel. In both, there is a distressing image of the world ending,
but also a word of hope. Jesus says the angels will “gather his elect from the four
winds.” Daniel has the wise “shining brightly like the splendor of the firmament.” The
destruction foretold is not for the sake of destruction, it is to make room for God’s love
to take in those God has chosen.
In the business of our lives on earth, it can feel burdensome to think about the end-
times. Who has time for that type of interruption? We’re very often engaged in good
work; how can we prepare for this too? But Jesus gives us an important clue about
what is needed to prepare. We need to pay attention, to look for ways God is already
present to us. We can do this in the midst of whatever else it is that occupies our time.
Immaculate Heart of Mary, pray for us.
Father Quang
Copyright © 2013 Immaculate Heart of Mary Catholic Church
Queridas Familias y Amigos del
Imaculado Corazon de Maria,
La descripción que hace Jesús del final de los tiempos es aterradora, pero también llena
de esperanza para quienes se esfuerzan por seguirle. En medio de ella hay un
importante recordatorio para prestar atención. Es difícil imaginar un escenario en el
que no nos percatáramos de los signos que Jesús describe: seguramente nos daríamos
cuenta de que el sol se oscurece y de que las estrellas caen del cielo. Pero el recordatorio
de Jesús implica que podríamos pasarlos por alto. Y en nuestra vida ordinaria, a
menudo pasamos por alto las múltiples y sutiles maneras en que Jesús viene a
nosotros. Sólo los que tienen el hábito de fijarse en la higuera notarán sus indicios de un
inminente cambio de estación. Sólo quienes cultivan su atención notarán a Jesús
entrando en sus vidas aquí y ahora.
En la primera lectura, Daniel describe el final de los tiempos con imágenes que
prefiguran las palabras de Jesús en el Evangelio. En ambas hay una imagen angustiosa
del fin del mundo, pero también una palabra de esperanza. Jesús dice que los ángeles
"reunirán a sus elegidos de los cuatro vientos". Daniel dice que los sabios "brillarán
como el resplandor del firmamento". La destrucción anunciada no es por el bien de la
destrucción, es para hacer espacio para que el amor de Dios acoja a aquellos que Dios
ha elegido.
En el ajetreo de nuestras vidas en la tierra, puede resultar pesado pensar en el fin de los
tiempos. ¿Quién tiene tiempo para ese tipo de interrupciones? Muy a menudo estamos
ocupados en buenas obras; ¿cómo podemos prepararnos también para esto? Pero
Jesús nos da una pista importante sobre lo que se necesita para prepararse. Tenemos
que prestar atención, buscar las formas en que Dios ya está presente para nosotros.
Podemos hacerlo en medio de cualquier otra cosa que ocupe nuestro tiempo.
Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.
Padre Quang